Las remesas son como ese sustento que mantiene a muchas familias en países como Chile y Venezuela, donde a veces la cosa está medio dura. Si uno lo piensa, son como un salvavidas económico que ayuda a la gente a tener una mejor calidad de vida, aunque el que manda la plata esté lejos, metido en otro país tratando de echarle pichón o cachureo para poder enviar esos cobres a los suyos. Entonces, este fenómeno no es algo nuevo, pero sí ha ido cambiando en los últimos años, con sus altas y bajas, dependiendo de la situación global y, bueno, de cómo estén las cosas en los países a donde se manda la platica.
El sube y baja de las remesas
Primero que nada, hay que hablar de cómo han ido fluctuando las remesas. Resulta que no todo ha sido color de rosa. En el 2023, aunque la gente seguía mandando plata a sus países, no fue tanto como otros años. Esto tiene que ver con varios temas, pero sobre todo con la inflación. La plata ya no rinde igual, ni para el que la manda ni para el que la recibe, ¡ni que hablar! Entonces, mientras en países como Estados Unidos o España el costo de vida se disparaba, los migrantes tenían que apretar más el cinturón. Sin embargo, se espera que en el 2024 las cosas mejoren un poquito, pues la economía podría empezar a agarrar vuelo.
Además, en países como México y Filipinas, las remesas siguen siendo fundamentales, pero lo que pasa en lugares como Europa y Asia Central es que la cosa ha estado más fregada. Por ejemplo, con todo el tema de la guerra en Ucrania, las remesas en esa región se fueron un poco al piso. Ahí la situación es más complicada porque las tensiones políticas y económicas juegan un papel fundamental en cómo se mueve la plata. ¡Imagínate! En medio de un conflicto, hasta mandar unos dólares puede ser un rollo.
Pero bueno, volviendo a América Latina, Chile y Venezuela son dos ejemplos bien particulares de cómo las remesas han sido una tabla de salvación para muchas familias. En Venezuela, por ejemplo, con todo el peo económico que lleva arrastrando el país, las remesas se han vuelto casi que indispensables. Casi toda la gente tiene algún familiar afuera mandando sus churupos desde Panamá, Colombia o España. Mientras tanto, en Chile, aunque la situación no está tan crítica, también hay muchos venezolanos mandando su dinero a casa o chilenos que emigraron en busca de mejores oportunidades.
¿Qué pasa con el costo de mandar la plata?
Ahora, una de las cosas más arrechas de todo este tema es el costo de enviar las remesas. No es que sea nada barato. Para muchos migrantes, la plata que mandan a sus familias ya llega recortada porque los bancos y las casas de cambio se quedan con una buena tajada. Imagina que mandar 200 dólares te cuesta un 6% o más en algunos casos. ¡Es una barbaridad! Eso significa que, de lo que trabajaste duro, ya una parte se te fue en comisiones y costos de envío.
Pero, con la tecnología, al menos ha habido avances. Las remesas digitales, que se hacen por plataformas como Western Union o apps de transferencias, suelen ser más baratas. Por ejemplo, el costo puede bajar hasta el 5%, que no es la gran cosa, pero por lo menos no es tan peludo como las opciones más tradicionales. Pues bien, hay una diferencia ahí, y al menos para los que tienen acceso a la tecnología, estas plataformas se han convertido en una herramienta más barata y rápida para hacer llegar esos churupos a casa.
¡Mira, la vaina en Venezuela con las remesas ha sido tremenda tabla de salvación! 😅 Entre la devaluación del bolívar, la crisis política y el desastre económico, la gente ha tenido que depender de los realitos que vienen de afuera. Esa platica que llega de familiares en el extranjero es lo que permite a muchos poner algo en la mesa o pagar las cuentas más básicas. ¡Si no fuera por eso, imagínate! Aunque el gobierno ha hecho ciertos ajustes con el tipo de cambio, la plata de las remesas sigue siendo clave para que las familias no se terminen de ir a pique. Es como un salvavidas constante. Pero tampoco es que sea fácil, ¿sabes? Entre la inflación que está loca y los controles que pone el gobierno, a veces la plata pierde su valor apenas llega.
Ahora, en Chile la cosa pinta diferente. Aunque su economía está más estable, los chilenos que emigraron a Europa y Estados Unidos también mandan su buena cantidad de billete. Y últimamente han llegado muchos migrantes a Chile, sobre todo venezolanos, buscando mejores oportunidades. ¡Obvio, si allá no se puede! Estos panas que han llegado al país no solo se están ganando la vida, sino que también mandan su dinerito a Venezuela para ayudar a sus familias. Entonces, en Chile hay un doble movimiento: los chilenos que mandan y los que reciben de afuera. Este ir y venir de plata ayuda a que la economía de las familias, tanto en Venezuela como en Chile, se mantenga en pie. Un resuelve que a muchos les ha venido de perlas, ¡menos mal! 🙌
¿Y qué viene pa’ el futuro?
Bueno, la verdad es que no se puede predecir con exactitud cómo será el futuro de las remesas, pero se espera que la cosa mejore en 2024. Claro, todo depende de que las economías globales se estabilicen y la inflación no siga subiendo como espuma. Mientras a los migrantes les vaya bien donde estén, los flujos de remesas seguirán fluyendo hacia América Latina. ¡Así de sencillo!
Si en Estados Unidos, por ejemplo, el mercado laboral se mantiene fuerte, las remesas van a seguir llegando con fuerza, sobre todo a países como México y Venezuela. Pero, ojo pelado, porque si las economías más grandes entran en recesión, eso podría ser un problema para todos. Ahí sí que las remesas podrían pegar una bajada, y eso sería un dolor de cabeza para muchos países donde la gente depende de esos cobres para sobrevivir.
Asimismo, hay que seguir buscando formas de bajar los costos de envío, porque ahorita es un robo lo que cobran. Si las comisiones bajan, más platica llegará directamente a las familias que realmente la necesitan. Hay plataformas digitales que están trabajando en eso, y si todo sale bien, mandar dinero va a ser más barato y fácil. Eso sería lo ideal, ¿no?
En resumen, las remesas son un fenómeno global que, como quien no quiere la cosa, afecta fuerte a países como Chile y Venezuela. Aunque no es fácil para nadie, estas transferencias de dinero representan una oportunidad para que muchas familias se mantengan a flote en medio de tantos problemas económicos y sociales. Y aunque el futuro es medio incierto, una cosa es clara: las remesas seguirán siendo el pan de cada día para muchas familias que necesitan ese empujón para salir adelante, pase lo que pase. ¡Así que pa’ lante y con fe! 😎